La importancia del agua para nuestro cuerpo


El cuerpo de un adulto contiene 2/3 de agua (un hombre de 70 kg tiene 43 kg de agua)

El agua es el componente principal de nuestro cuerpo y es absolutamente necesaria para mantener la vida. 

Todos los líquidos corporales están disueltos en agua (sangre, saliva, mucosas, orina, secreciones digestivas). 

Transporta los nutrientes al interior de las células, es el vehículo que utilizamos para eliminar los desechos y además mantiene la temperatura corporal.  

Ver: "Tomamos agua de forma indirecta con los alimentos"
Ver: "Hay que beber más agua en caso de..."

Hay que beber más agua en caso de:



Se muere 10 veces antes de sed que de hambre.     


Ejercicio físico

Mucho calor

Fiebre

Diarreas

Vómitos

Durante la lactación



Tomamos agua de forma indirecta con los alimentos




       La leche, las frutas y las verduras contienen un 90% de agua.

Los zumos son agua en su mayor parte.

La mitad del queso fresco es agua.

3/4 partes del huevo son agua.

Debemos beber de 6 a 8 vasos al día entre agua, zumos, caldos e infusiones. 

Beneficios de la fibra




Te habrás dado cuenta de que últimamente nos publicitan muchos productos alimenticios enriquecidos con fibra, pero ¿sabes qué es y para qué sirve? 

Las fibras son sustancias de origen vegetal que contienen las frutas, verduras, legumbres y cereales integrales y que nuestro cuerpo no es capaz de digerir ni de absorber.

Pensarás que si 
no se absorben, no deben ser útiles para la salud, pero en realidad tienen propiedades muy beneficiosas y son necesarias porque:

Ayudan a regular el tránsito intestinal, en cuanto al ritmo, tamaño y densidad de las deposiciones.

Hacen de escoba y limpian el intestino.

Arrastran el colesterol y equilibran sus niveles.

Equilibran las subidas de glucosa en sangre.

Previenen el cáncer de colon.


Ayudan al crecimiento de las bacterias beneficiosas que ayudan a mantener la salud del intestino.


¿Qué aceite es bueno para freír?

Para freír es conveniente usar aceite de oliva, porque resiste las altas temperaturas mejor que otros aceites (como los de girasol, soja o maíz). 

El aceite de oliva tarda más en descomponerse que el resto de los aceites, por lo que los alimentos que se fríen en él acaban menos impregnados. Por otra parte, el tiempo de fritura es corto y la temperatura que se alcanza dentro del alimento no es tan alta como cuando se fríe en otros aceites, lo que favorece la conservación de los nutrientes. 

                                                    "Consejos para freír con aceite de oliva"




¿Cuál es el mejor aceite de oliva?


Existen aceites de oliva de diferentes tipos, que dependen de la variedad y de la procedencia de la aceituna que se utiliza (arbequina, picual, etc.)

Si hablamos de la calidad del aceite, ésta depende del momento en el que se recoge la aceituna y de lo dañada que llega a la almazara.

Antiguamente la aceituna se  prensaba para extraer el aceite, pero hoy en día se utilizan centrifugadoras (parecidas a las licuadoras que se usan para hacer zumos de frutas), de las que salen tres calidades diferentes de aceite:

Aceite de oliva virgen extra: es el de mejor calidad. Se hace con aceitunas recogidas en los primeros días de cosecha y que no han fermentado. Es un aceite que huele a oliva fresca.

Aceite de oliva virgen: es un aceite de primera calidad. Puro y sin mezclas, tiene un sabor muy agradable. 

Aceite de oliva lampante: es el de peor calidad. Se hace con aceituna muy madura y dañada.  Huele fuerte y rancio y tiene más de 2 grados de acidez. No es apto para el consumo humano. ¡Cuidado! porque si no te fijas, puedes acabar consumiendo este tipo de aceite. 

Si observamos el proceso que siguen los diferentes tipos de aceite, vamos a descubrir que el aceite de oliva lampante es el que habitualmente consumimos como "aceite refinado de oliva de 0,4º". El proceso que sigue hasta llegar a convertirse en lo que compramos es el siguiente:

El aceite de oliva lampante se transporta hasta las refinerías de aceite, en las que se le somete a un tratamiento con productos químicos y filtros para eliminar impurezas, con lo que desaparecen también el sabor y el color del aceite original. El resultado recuerda poco al aceite, ya que tras el tratamiento se convierte en un líquido inodoro e insípido de color parduzco que contiene una buena cantidad de sustancias químicas procedentes del refinado. 

Para convertirlo en ese "oro líquido" que nos venden, se mezcla con una cantidad de aceite virgen que no llega al 20%, con lo que consiguen el aceite refinado de oliva de 1º (ahora llamado "intenso"). Con un poquito más de aceite de oliva virgen, se consigue el aceite de oliva de 0,4º (según reza en el envase "suave"), el más vendido en España.   Si miras la etiqueta verás que los fabricantes no especifican el proceso al que se ha sometido ni la proporción de mezcla que contiene. 

Ver también "Consejos para freír con aceite de oliva"






El pan no engorda

Aunque notemos que  cuando comemos con pan engordamos, el pan no engorda. Lo que engorda son los alimentos con los que lo acompañamos, como las salsas, la sobrasada, el paté, los embutidos o la mantequilla.

A pesar de su mala fama,  el pan es una fuente importante de hidratos de carbono -que constituyen la base de una dieta equilibrada- y contiene, además, una cantidad nada despreciable de proteínas, vitaminas y fibra. 

Es conveniente comer pan incluso cuando hacemos una dieta de adelgazamiento, ya que nos sacia y nos ayuda a comer menos cantidad de otros alimentos más calóricos. No  mojaremos las salsas y nuestros bocadillos serán vegetales, de lomo a la plancha, de jamón serrano sin tocino, de atún al natural o de queso fresco con tomate.  

¿Un filete o un pastel?

Se ha comprobado que la combinación en en una misma comida de proteínas (carne, pescado y huevos) con alimentos hidrocarbonados, como el pan, las pastas, las patatas (sobre todo cocidas) y el arroz, o con alimentos ricos en fibra, como verduras o pan, pasta y arroz integrales), es la que más nos sacia. Sorprendentemente, las grasas sacian menos, así es que, si sientes hambre continuamente, revisa tu dieta y reduce el consumo de grasas, que además de engordar, te sacian menos y hacen que comas con mayor frecuencia.

La uva no engorda


Todos hemos oído en muchas ocasiones eso de que la uva engorda más que otras frutas y que se debe evitar cuando se está a dieta. En realidad, tiene el mismo valor calórico que el plátano o los higos. 12 granos de uva harían más o menos cien gramos de uva y tienen las mismas calorías que una manzana de 150 gramos. Por otro lado, contienen mucha fibra, por lo que, incluso estando a dieta, puedes disfrutar de su sabor y de sus extraordinarias              propiedades depurativas y alcalinizantes.

¿Son sanos los funcionales?

Bajo la calificación de alimentos funcionales se encuentran productos de todo tipo, como yogures con bífidus, zumos con calcio, leches con fitoesteroles de soja e incluso refrescos y golosinas, a los que les han añadido vitaminas para "disfrazarlos" de alimentos sanos.

El tomate, por su contenido en licopeno, es un alimento funcional de forma natural*, mientras que otros se convierten en funcionales de forma artificial. Los alimentos enriquecidos no son necesarios, aunque algunos de ellos (como la leche enriquecida en vitaminas A y D) sí pueden tener efectos beneficiosos sobre nuestro organismo. Desafortunadamente, dentro de este tipo de productos se encuentran muchos que como alimentos básicos no son nada aconsejables. Así, un refresco, una golosina o  un dulce,  nunca serán alimentos sanos por muchas vitaminas que se les añadan.

Por otra parte, la cantidad de sustancias, supuestamente beneficiosas, que se añade a este tipo de alimentos es, en muchísimos casos, ridículamente pequeña, por lo que no resulta efectiva. Las campañas de márketing, jugando con nuestra falta de formación en esta materia, crean en nosotros una necesidad para después ofrecernos un producto que la satisfaga, con lo que acabamos creyendo que todo lo que se anuncia, nos beneficia de uno u otro modo.

¿Qué son los alimentos funcionales?


El mercado de alimentación está saturado de alimentos funcionales, que compramos porque nos los publicitan como más que saludables. El yogur que sirve para reducir el colesterol, la leche con calcio o los cereales enriquecidos con vitaminas y minerales son una buena muestra de este tipo de alimentos con los que ya estamos muy familiarizados. Pero ¿sabemos qué son y para qué sirven? 

Los alimentos funcionales son solo "alimentos". Así, tal cual, alimentos de los de toda la vida. Se les llama "funcionales" porque se ha comprobado que destacan por sus cualidades nutricionales y porque nos aportan algún beneficio, como por ejemplo la zanahoria, que destaca por su alto contenido en betacarotenos, un antioxidante que neutraliza los radicales libres. 

Sin embargo, en los últimos tiempos se están creando alimentos funcionales de forma artificial, añadiéndoles ciertas sustancias que pueden beneficiarnos de alguna manera (vitaminas, ácidos Omega 3 y 6, minerales, etc.) La realidad, sin embargo, es que ni todos nos benefician, ni todos son saludables.*

"Mi hijo no come"



Si tu hijo rechaza la comida, busca las causas:

1.- Puede que no tenga hambre porque haya comido de más en la comida anterior. Ten en cuenta que por su tamaño necesita comer mucho menos que un adulto. A partir del año su velocidad de crecimiento es menor, consume menos energía para crecer y por lo tanto no necesita comer más que antes.

2.- Quizás esté enfermo o le duela el estóma
go.

3.- Hay que comprobar también si padece una intolerancia o alergia a algún alimento.


4.- A lo mejor no le gusta lo que le ofreces.

5.- Los celos son una causa frecuente.

6.- Si te empeñas en hacerle comer, se defenderá no comiendo.

Convierte la comida en un momento agradable (no es una guerra), sírvele una cantidad prudente y no le obligues a comer, solo da ejemplo. Si lleva mucho tiempo delante del plato, retíralo y espera a la siguiente comida (respeta los horarios).


¿De verdad el L. Casei aumenta las defensas?






"He dado a luz y quiero adelgazar"



La obsesión de todas la madres es "quedarse bien" después de dar a luz. El embarazo ha conllevado muchos cambios en tu cuerpo, pero tranquila, todo vuelve a su sitio con un poquito de paciencia. 

¡Buenas noticias! Si te alimentas de forma correcta, vas a adelgazar de forma natural mientras tu bebé recibe el alimento que más le beneficia por su contenido en nutri

entes y en componentes que refuerzan su sistema inmunológico. Además, la lactancia crea un fuerte vínculo afectivo entre tu y tu bebé.

¡Cuidado! No debes iniciar una dieta antes de que pasen dos o tres meses después del parto, ya que la calidad de la leche depende de lo que comes y además, en esta etapa vas a consumir más energía de la que habitualmente necesitas.

Para bajar de peso y alimentarte de forma correcta es importante que sigas estos consejos:

1. Bebe muchos líquidos (agua, zumos, caldos o infusiones) para favorecer la producción de leche.

2. Aumenta el consumo de alimentos ricos en proteínas (carne, pescado y huevos), que ahora vas a necesitar en mayor cantidad para alimentar bien a tu hijo y para que no pierdas musculatura.

3. 2 raciones de frutas y 2 de verduras al día te aportarán las vitaminas y minerales que necesitas.

4. Toma 4 raciones de lácteos desnatados al día (1 ración = 1 vaso de leche, o 2 yogures, o un trozo de queso)

5. Todas tus comidas deben contener hidratos de carbono: pan, pastas, patatas y arroz.

6. Reduce el consumo de grasa a solo dos cucharadas de aceite de oliva al día (para cocinar y aliñar)

7. No tomes excitantes como el café, el té o el chocolate.

8. Hay alimentos que debes evitar (brócoli, col, repollo, coliflor, espárragos, ajo, cebolla, pimentón, rábanos) unos porque dan mal sabor a la leche y otros porque pueden produciros cólicos a tí y a tu bebé.

9. Olvida las bebidas gaseosas y los dulces.

10. Come cada 4 horas (haz 5 o 6 comidas al día) y sal a pasear con tu bebé al menos una hora al día.

Dieta para dejar de fumar

Si eres fumador habrás observado que existen momentos que te invitan a fumar más, como las situaciones de estrés, las comidas abundantes, las reuniones sociales y el salir de copas. Junto a estos momentos, se ha comprobado que existen alimentos que te animan a fumar, entre los que se encuentran las carnes, el alcohol y el café. 

Por el contrario las frutas, las verduras, 


los lácteos y la vitamina C y los chicles sin azúcar te ayudan a dejarlo.


Una dieta para dejar de fumar debe ser variada, rica en frutas, verduras y lácteos, incluir 5 comidas al día y ejercicio físico.


Desayuno: lácteo + cereales/pan con mermelada
Almuerzo: queso + zumo de naranja
Comida: ensalada + pasta/patatas/arroz + pollo/pescado + naranja/fresas/kiwi
Merienda: fresas + yogur
Cena: tortilla/pechuga + verdura + pan + queso

Fertilidad masculina y alimentos antioxidantes




Asocian los antioxidantes con la calidad del semen a partir de los 45 años. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_129360.html

El pan tostado y los colines engordan

No es cierto que el pan tostado, los colines y las rosquillas adelgacen. El pan sigue siendo pan, sea cual sea la forma que tenga y la cantidad de calorías que contiene sólo dependen del peso. Si tenemos en cuenta que e el pan tostado el peso se reduce, porque al tostarlo se elimina agua, el resultado final es un pan más concentrado y que tiene más calorías por la misma cantidad de peso que un pan fresco, por lo que engorda más.
A esto hay que sumar que algunos colines y rosquillas contienen aceites y otras grasas entre sus ingredientes, luego definitivamente engordan más.