Mucho se habla últimamente de las consecuencias de beber refrescos azucarados, sobre todo de la obesidad y de que la obesidad conduce a la diabetes, entre otras enfermedades.
Comer y cenar bebiendo refrescos en lugar de agua, se ha convertido en un hábito para muchas personas, que no son conscientes de los efectos que un gesto tan simple puede producir en su salud.
Resulta paradójico que haya quienes sustituyen el azúcar del café por sacarina después de haberse tomado un refresco, ya que una lata de 330cc de refresco contiene 33grs de azúcar. Si tomas una lata en la comida y otra en la cena, habrás añadido a tu dieta diaria 280kcal, más o menos la misma cantidad de energía que consumes cuando caminas 2 horas, vas al gimnasio durante 1 hora y 40 minutos y juegas al tenis durante 1 hora. Y el mismo resultado se aplica al consumo de 2 tercios de cerveza o de un cubalibre al día.
Machacarse haciendo ejercicio para quemar un par de latas de cerveza o de algún tipo de refresco, no es algo que habitualmente se haga, así es que, esas 280kcal de más, que se consumen cada día, hacen un total de 102.200kcal en un año. Traducido a kilos, algo tan tonto te puede hacer engordar 11 kilos y 355grs. ¿Crees que merece la pena?
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