Existen aceites de oliva de diferentes tipos, que dependen de la variedad y de la procedencia de la aceituna que se utiliza (arbequina, picual, etc.)
Si hablamos de la calidad del aceite, ésta depende del momento en el que se recoge la aceituna y de lo dañada que llega a la almazara.
Antiguamente la aceituna se prensaba para extraer el aceite, pero hoy en día se utilizan centrifugadoras (parecidas a las licuadoras que se usan para hacer zumos de frutas), de las que salen tres calidades diferentes de aceite:
Aceite de oliva virgen extra: es el de mejor calidad. Se hace con aceitunas recogidas en los primeros días de cosecha y que no han fermentado. Es un aceite que huele a oliva fresca.
Aceite de oliva virgen: es un aceite de primera calidad. Puro y sin mezclas, tiene un sabor muy agradable.
Aceite de oliva lampante: es el de peor calidad. Se hace con aceituna muy madura y dañada. Huele fuerte y rancio y tiene más de 2 grados de acidez. No es apto para el consumo humano. ¡Cuidado! porque si no te fijas, puedes acabar consumiendo este tipo de aceite.
Si observamos el proceso que siguen los diferentes tipos de aceite, vamos a descubrir que el aceite de oliva lampante es el que habitualmente consumimos como "aceite refinado de oliva de 0,4º". El proceso que sigue hasta llegar a convertirse en lo que compramos es el siguiente:
El aceite de oliva lampante se transporta hasta las refinerías de aceite, en las que se le somete a un tratamiento con productos químicos y filtros para eliminar impurezas, con lo que desaparecen también el sabor y el color del aceite original. El resultado recuerda poco al aceite, ya que tras el tratamiento se convierte en un líquido inodoro e insípido de color parduzco que contiene una buena cantidad de sustancias químicas procedentes del refinado.
Para convertirlo en ese "oro líquido" que nos venden, se mezcla con una cantidad de aceite virgen que no llega al 20%, con lo que consiguen el aceite refinado de oliva de 1º (ahora llamado "intenso"). Con un poquito más de aceite de oliva virgen, se consigue el aceite de oliva de 0,4º (según reza en el envase "suave"), el más vendido en España. Si miras la etiqueta verás que los fabricantes no especifican el proceso al que se ha sometido ni la proporción de mezcla que contiene.
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