Una dieta, dos dietas, tres dietas...¿Que si funcionan? Pues, psss...sí, más o menos al principio funcionan, pero cuando pasa un tiempo te estancas y cuando la dejas... Bueno, cuando la dejas vuelves a recuperar lo que perdiste con una rapidez pasmosa y, a veces, incluso ganas más. Tanto sacrificio para nada y te dan ganas de tirarte de los pelos y de volver a comer por todo lo que te has estado privando mientras hacías la dieta.
Y acabas asumiendo que tu gordura "es natural", que tu "eres así" y que lo tuyo no tiene solución. Sin embargo, siempre vuelves a caer en la tentación de probar con esa nueva dieta de la que te hablan. Y vuelta a empezar. "Pero ¿por qué las dietas no me funcionan?", te preguntas.
Hay varias respuestas:
1. Decía el profesor Grande Covián, en su libro "Nutrición y Salud", que"es más difícil cambiar los hábitos alimenticios de una persona, que conseguir que cambie de religión". Comprenderás que una dieta que te obliga a cambiar todos tus hábitos de un plumazo, no puede funcionar.

3. Para colmo, después aparece el efecto rebote de las dietas restrictivas, que ralentizan tu metabolismo y cada día te resulta más difícil perder peso y más fácil ganarlo comiendo menos.

5. La motivación es esencial para tener éxito en tu objetivo. Si tenías una motivación importante y no lo has conseguido, es posible que esa motivación no fuera tan fuerte como para que dedicaras todo el esfuerzo que requería lo que querías conseguir.
6. Y, por último, tienes la publicidad, con ese bombardeo contínuo que va programando tu mente, no hacia lo correcto, sino hacia el consumismo también en alimentación.
Si, de una vez por todas, quieres que tu esfuerzo tenga la recompensa que te mereces:
1. Busca una motivación
3. Decídete y házlo
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