Cuando comemos alimentos hidrocarbonados (pan, pastas, patatas, arroz, alimentos dulces...), nuestro cuerpo los transforma en glucosa para que puedan ser absorbidos por nuestras células. Todos tenemos siempre cierta cantidad de glucosa en la sangre, cuyo nivel normal está entre 70 a 120 y aunque éstos niveles se elevan siempre después de las comidas, en 1 o 2 horas suelen volver a un nivel normal. Sin embargo, en algunas personas, el nivel de glucosa en sangre se mantiene por encima de 120, lo que puede indicar que existe una diabetes.
Para que la glucosa que nos aportan los alimentos, pueda ser absorbida por las células, nuestro páncreas fabrica una sustancia llamada insulina, que actúa "como una llave que abre la puerta" de la célula y permite que la glucosa entre en ella. Cuando la célula permanece cerrada por falta de insulina, la glucosa (azúcar) se queda en la sangre en una cantidad muy superior a la normal y este exceso de glucosa en sangre se llama DIABETES, una enfermedad que puede producir problemas de salud importantes. Para evitar esto, las personas diabéticas necesitan administrarse cierta cantidad de insulina que actúe como llave para que la glucosa abandone la sangre y entre en las células para alimentarlas.
Los síntomas de la diabetes son:
- sentir mucha sed
- orinar con frecuencia
- tener mucha hambre o sentir cansancio
- bajar de peso sin habérselo propuesto
- tener heridas que sanan lentamente
- tener piel seca y sentir picazón
- perder la sensibilidad en los pies o sentir hormigueo en los mismos
- tener visión borrosa
La diabetes puede aparecer a cualquier edad, por lo que en caso de duda es conveniente realizar un análisis de glucosa en sangre para diagnosticarla y poder iniciar cuanto antes un tratamiento que la controle.
Hay tres tipos principales de diabetes:
La diabetes tipo 1, se diagnostica inicialmente en niños, adolescentes o jóvenes, en los que su páncreas ya no produce insulina por un problema inmunitario. Su tratamiento incluye:
- insulina u otra medicina inyectable (algunas personas necesitan también aspirina)
- alimentación sana individualizada y controlada por un dietista
- realizar actividad física con regularidad
- controlar la tensión arterial y el colesterol.
La diabetes tipo 2, que también se llama "no insulinodependiente", es la más frecuente. Puede aparecer a cualquier edad y sus probabilidades aumentan con el sobrepeso y la falta de ejercicio. Este tipo de diabetes comienza con una resistencia a la insulina, lo que significa que el páncreas de estas personas sí produce insulina, pero su cuerpo no es capaz de utilizarla adecuadamente, entonces su páncreas produce aún más insulina, pero con el tiempo no es capaz de producir la suficiente como para hacer frente a las comidas y necesitan un tratamiento que consiste en:
- tomar medicamentos especiales (en algunos casos también aspirina)
- alimentación sana individualizada y controlada por un dietista
- realizar ejercicio físico con regularidad
- controlar la tensión arterial y el colesterol
La diabetes de tipo gestacional aparece en algunas mujeres al final del embarazo. Este tipo de diabetes puede estar producida por las hormonas del embarazo o por una insuficiencia de insulina y suele desaparecer con el parto, aunque un estilo de vida inadecuado puede conducir a una diabetes tipo 2 en el futuro.
Para una mayor información puedes descargarte el libro-guía de información y consejos sobre la diabetes, publicado por la Sociedad Americana para la Diabetes.