Potitos ¿sí o no?


Una preocupación constante en los padres es la alimentación de nuestros hijos, sobre todo cuando son muy pequeños. Siempre queremos darles lo mejor y a veces sufrimos y nos sentimos culpables cuando, por falta de tiempo para preparar nosotros su puré, les compramos un potito. ¿Son buenos los potitos? nos preguntamos. ¿Lo hacemos bien?
Una investigación reciente, llevada a cabo por el Dr. Dalmau, jefe de sección de la Unidad de Nutrición y Metabolopatías del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, en colaboración con la Universidad de Murcia, ha analizado las posibles diferencias entre los purés caseros y los potitos industriales y han llegado a la conclusión de que su perfil nutricional es similar y que no exiten grandes diferencias entre ambos. 
El contenido en proteínas y en grasas en los potitos y en los purés caseros es muy similar y en cuanto a la sal, en los potitos está "medida", mientras que en casa la añadimos "a ojo" y a veces nos pasamos.


"Alimentación Saludable para toda la Familia"

Los malos hábitos en alimentación son la causa del 70% de las enfermedades de nuestro tiempo. Cuando la perspectiva de enfermar nos preocupa, resulta aconsejable que busquemos qué es lo que produce salud. En este sentido, numerosas investigaciones han demostrado que una alimentación sana alarga la vida, previene el cáncer, los infartos y el Alzheimer e incluso mejora la fertilidad

El Ministerio de Sanidad, consciente de este hecho, creó la estrategia de Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (NAOS), uno de cuyos objetivos específicos consiste en "promover la educación nutricional en el medio familiar, escolar y comunitario", objetivo que se consigue a través de planes de educación nutricional personalizada o de talleres de educación nutricional impartidos en colegios, institutos, asociaciones de padres y docentes, asociaciones juveniles y deportivas y otras comunidades. 


Contribuyendo a este objetivo de la estrategia NAOS y enmarcado en las acciones que realizo como parte de mi "Proyecto Aprende a Comer", el pasado día 15 de abril llevé a cabo en Algemesí (Comunidad Valenciana), un taller de educación nutricional titulado:





"Alimentación Saludable para toda la   Familia"

En el diseño de dicho  taller tuve en cuenta, como siempre, las características de los participantes, en esta ocasión un grupo de agentes de salud de la zona, que colaboran en el Proyecto RIU. Dicho proyecto pretende promocionar hábitos de vida saludables en entornos socialmente vulnerables (inmigrantes y etnias diversas) mediante la intervención en dichos entornos a través de la formación de jóvenes con capacidad de liderazgo entre sus vecinos. Estos jóvenes, en su mayoría mujeres, son formados en educación para la salud con el propósito de que sirvan como difusores, de los conocimientos que adquieren, en sus respectivos colectivos sociales. Todo el grupo participó de forma muy activa, prestando mucha atención a los contenidos del taller y realizando gran cantidad de preguntas que demostraban el gran interés que tienen por la adquisición de hábitos de alimentación saludable, a la vez que disfrutaron enormemente con las dinámicas que realizamos como apoyo y refuerzo al aprendizaje de los contenidos teóricos, todo lo cual reproducirán posteriormente para sus convecinos con ayuda del material didáctico que les preparé para tal fin.

Cómo conservar los alimentos



Hacemos la compra y cuando llegamos a casa ¿qué hacemos? guardamos lo que hemos comprado sin más, vaya lata, "cuanto antes quede todo recogido y fuera de la vista mejor", pensamos, pero ¿sabemos qué procedimiento tenemos que seguir para guardar y conservar los alimentos?  http://www.educarensalud.org/info/info_consejos.asp?idc=120

¿Si es verde es sano?

Colores, formas, olores...¿qué no estudiarán los publicistas para encontrar aquello que más nos atrae a la hora de comprar? El márketing nunca descansa y trabaja de forma tenaz, estudiando nuestras reacciones, tendencias y sensaciones hasta dar con aquello que induce al cambio en nuestra conducta, un cambio que puede conseguirse con algo tan simple como cambiar el color de la etiqueta de un alimento. 

Según un estudio (Does green mean healthy?) realizado por Jonathon Schuldt en la universidad de Cornell, un alimento con etiquetado nutricional de color verde hace que lo percibamos como más sano, menos calórico y con menos contenido en grasas, incluso cuando dicho alimento es un dulce. Los resultados del estudio, realizado con 93 estudiantes, sugieren que las etiquetas de color verde aumentan en el consumidor la percepción de "saludable", sobre todo en aquellos que se preocupan por mantener una alimentación sana. 

Y así, uno llega a pensar que una chocolatina tiene menos calorías si la etiqueta es verde, o si en ella se lee que el producto procede del "comercio justo" u "orgánico". Toda una ciencia, la publicidad. 

¿Sábes si comes bien?

Te propongo que realices este test de hábitos alimenticios, para comprobar si tus hábitos de alimentación son correctos y si tu dieta es equilibrada. 

Para acceder al test, pincha en el siguiente enlace: 
http://www.fueradietas.com/s%C3%A1bes-si-comes-bien/

¿Por qué las dietas no te funcionan?


Una dieta, dos dietas, tres dietas...¿Que si funcionan? Pues, psss...sí, más o menos al principio funcionan, pero cuando pasa un tiempo te estancas y cuando la dejas... Bueno, cuando la dejas vuelves a recuperar lo que perdiste con una rapidez pasmosa y, a veces, incluso ganas más. Tanto sacrificio para nada y te dan ganas de tirarte de los pelos y de volver a comer por todo lo que te has estado privando mientras hacías la dieta.

Y acabas asumiendo que tu gordura "es natural", que tu "eres así" y que lo tuyo no tiene solución. Sin embargo, siempre vuelves a caer en la tentación de probar con esa nueva dieta de la que te hablan. Y vuelta a empezar. "Pero ¿por qué las dietas no me funcionan?", te preguntas.

Hay varias respuestas:

1. Decía el profesor Grande Covián, en su libro "Nutrición y Salud", que"es más difícil cambiar los hábitos alimenticios de una persona, que conseguir que cambie de religión". Comprenderás que una dieta que te obliga a cambiar todos tus hábitos de un plumazo, no puede funcionar.

2. Puede que siempre escojas hacer dietas milagro, aunque sabes que esas nunca funcionan de verdad y que solo te sirven como plan de emergencia para caber en el vestido de la próxima boda, o porque te quieres poner el biquini.

3. Para colmo, después aparece el efecto rebote de las dietas restrictivas, que ralentizan tu metabolismo y cada día te resulta más difícil perder peso y más fácil ganarlo comiendo menos.

4. También es posible que no hayas sido capaz de perseverar en las dietas, pero claro, a ver quién es el guapo, o la guapa, que aguanta toda su vida comiendo a pase brócoli y pescado a la plancha, o de pesar hasta lo último que se va a llevar a la boca.

5. La motivación es esencial para tener éxito en tu objetivo. Si tenías una motivación importante y no lo has conseguido, es posible que esa motivación no fuera tan fuerte como para que dedicaras todo el esfuerzo que requería lo que querías conseguir.

6. Y, por último, tienes la publicidad, con ese bombardeo contínuo que va programando tu mente, no hacia lo correcto, sino hacia el consumismo también en alimentación.

Si, de una vez por todas, quieres que tu esfuerzo tenga la recompensa que te mereces:

1. Busca una motivación


3. Decídete y házlo

¿Qué cantidad son 200 calorías?

200 calorías pueden no parecer mucho, o pueden parecer muchísimo, según cómo se mire. WiseGEEK ha realizado un estudio sobre cuánto abultan 200 kcal. en diferentes alimentos. Este estudio viene acompañado de una serie de fotografías que resultan muy ilustrativas sobre el tema. Como ejemplo, hace referencia a 51 gramos de ositos de goma ¿verdad que no son nada? pues comparados, resulta que contienen las mismas calorías que 600 grs. de brócoli o que 3 huevos enteros.  Entre estas cantidades ¿cuál se parece más a una comida? El estudio compara 71 alimentos diferentes, organizados en un álbum fotográfico que va de menor a mayor densidad calórica. Visto así, comprobarás cómo un poquito de mantequilla o de chocolate, que "total, no son nada",  te van a parecer un pecado.